Siempre me ha interesado la economía. Ya de niño me empollaba las páginas salmón con el gusto de aprender algo por el simple hecho de saber sobre algo que la mayoría de la gente simplemente ignora. Además, ya con unos añitos más, las páginas salmón eran las únicas que siempre estaban abandonadas al fondo de la barra del bar. No le he sacado nunca partido ninguno a ese conocimiento: mi situación económica no es espectacular, pero me sigue gustando el tema.
Acabo de terminar de leer El crash del 2010, libro escrito por Santiago Niño Becerra, gurú económico que ha ganado relevancia por su certero, hasta el momento, y apocalíptico diagnostico de la crisis que vivimos. El libro me parece bueno, más que nada por la explicación historicista que da la situación actual (la historia es otra de mis aficiones). Pero este post no es uno de mis habituales comentarios de libros de la sección He leído… de este blog. No, en esa sección solo hablo de libros que tengan que ver con desarrollo de software, temática de este blog (pese a lo que pueda parecer). Tampoco este es un post sobre economía, aunque pueda parecerlo, es un post sobre gestión de proyectos (esto ya parece más este blog)… y ¡economía!.
Hay dos ideas claras en el libro. Bueno tres. La primera es que lo peor lo peor está por llegar, vamos que vamos de marejadilla a fuerte marejada, que la crisis no ha hecho nada más que empezar y que es de agárrense que vienen curvas… pero bueno, esta idea no me interesa, de verdad. Y encima dice que ¡no podemos hacer nada!. Me la sopla lo que piense este señor, me da igual, vengan como vengan dadas, la resignación y el pesimismo no van conmigo. Por mal que vengas las cosas, siempre podrán se menos malas si las encaramos con optimismo.
Vamos con las ideas del libro que me parecen relevantes… y con lo que realmente importa ¡cómo van a cambiar la gestión de proyectos!…
La primera es que los recursos que hemos tratado hasta ahora como ilimitados han dejado de serlo. Vamos a tener que pensar en lo que consumimos para producir. El resultado no va a ser lo único relevante, sino que los recursos consumidos para obtener el resultado van a ser un elemento clave.
«El crecimiento ha estado basado en la creencia de que gastar de todo, sin límite, era posible e incluso necesario […] pero cuando la deuda se ha hecho físicamente insostenible […] nuestro sistema ha encarado una crisis»
La segunda es que la economía va a cambiar de manera radical y que el nuevo paradigma económico va a ser la productividad. Vamos a ser tan productivos que va a sobrar factor trabajo por todos los lados.
«Hoy la tendencia apunta hacia la buena administración, hacia el no desperdicio, hacia lo necesario, hacia la productividad.» dice Santiago.
Bien, recursos limitados y productividad serán la clave, ¿cómo afectan estos dos elementos a la gestión de proyectos?
Todos conocemos como se han hecho tradicionalmente los proyectos de desarrollo en este país (y seguro que en la gran mayoría). A base de fuerza fruta. Que un proyecto no se mueve, no hay problema, para que vamos a pensar, simplemente añadamos más carne de cañón. Pongamos más programadores, ¡más recursos!, eso sí, de los baratitos, de los ‘recién salidos’, que total ‘solo tienen que hacer informes y mantenimientos’. Nos da igual la productividad.
Y así es como acabamos en una guerra de trincheras, enquistada, en la que el proyecto no avanza por que al cliente se le ocurren más informes y mantenimientos que los que nuestro equipo es capaz de completar. Y la productividad daba igual, que no somos productivos, no pasa nada, más fuerza bruta. Total siempre podemos ignorar la ley de Brooks. La ignorancia tiene una virtud, no genera inquietud. ¡Viva al Spanish theory management! que tan bien describe Peopleware.
Que queréis que os diga, a mi no preocuparía esta situación, si no fuese por la pobre carne de cañón y por los recursos que se dilapidan. Miles de programadores que acaban hastiados de una profesión que es realmente bonita. Miles de millones de euros quemados en retrabajos, fallos de calidad, en características que nunca se van a usar, en proyectos faraónicos donde el único afán de la mega consultora de turno es mantener la factoría en funcionamiento. Mientras hay esclavos moviendo la maquinaria, el dinero fluye y se queda en las manos de los de siempre. Da igual el resultado del proyecto, lo importante es facturar. Si sale una castaña, ya haremos otra versión total, hasta ahora los recursos eran ilimitados…
… pero no hija no… es no… que decía Ozores, el tirar con pólvora del Rey se ha acabado. Ahora las administraciones están caninas, y las empresas ni te cuento. Todos van a mirar la pela, todos van a exigir un retorno de la inversión. Ya no va a valer con quemar pólvora, la gente querrá ver fuegos artificiales cuando huela a pólvora quemada.
Que va a ocurrir en la gestión de proyectos según yo lo veo:
Que nadie va a financiar megaproyectos a tres años, ni fases de captura de requisitos de meses, ni continuos cambios de requisitos por antojos de vaya usted a saber quien… se van a empezar a exigir resultados pronto y rápido. Las metodologías ágiles van a ganar mucho peso, mucho. Es imposible ser productivo y trabajar con recursos limitados si tu proceso de desarrollo no lo promociona y facilita. No te digo nada si no tienes proceso. Nadie va a poder pagar la burocracia inútil.
Tampoco nadie va a poder mantener equipos lentos y enormes, sin capacidad de reacción y que tardan decenas de meses en liberar valor. Los equipos ágiles, altísimamente productivos, excepcionalmente preparados va a brillar como siempre debieron brillar.
La gran consultora va a sufrir, y mucho. Va a ganar la pequeña empresa altamente especializada y sumamente rápida que logre hacer software de calidad y entregar valor en un flujo continuo. ¡Vale, vale! Reconozco que el que mi empresa, Plain Concepts, trate de seguir esta definición quizás influya en mi juicio 😉
Y que queréis que os diga… si las cosas son como Santiago Niño Becerra y yo las vemos, bendita crisis. Por fin van a ganar los que lo merecen: los que se han preparado, son técnicamente excelentes y aman su trabajo de desarrolladores de software, en definitiva, los productivos.
La mala noticia es que la parte difícil es asegurarse de que tú y tu empresa sois productivos. Que esfuerzo.
¡Un saludo!