¿Qué es el DRM y qué significa?

Anoche cuando se le acabó la batería a mi DR1000, en lugar de coger el HanLin, apagué la luz y me dediqué a pensar sobre el DRM y lo que representa para la cultura. No va a ser una entrada técnica y voy a verter algunas opiniones personales, así que lo mismo incomodo a alguien. Básicamente el que se sienta incómodo puede hacer dos cosas: o joderse o rebatirme en los comentarios, aunque esta va a ser una entrada en la que no voy a permitir aquellos comentarios que no vengan razonados. Es decir, si alguien comenta algo en modo bruto lo más seguro es que no salga y lo borre. Advertidos estáis.

Soporte físico y obra

Cuando uno va a una librería y compra un libro en papel (en adelante libro-p), cambia un dinero por un conjunto de hojas de papel impreso y unidas de alguna forma. Pero uno no está comprando el papel, uno está comprando el contenido, o más bien lo que uno compra es un soporte físico que contiene algo lógico como pueda ser una novela o un libro técnico.

Es como la música y las películas. Uno se compra un CD o un DVD, pero lo que realmente quiere comprar no es el soporte físico, sino el lógico o lo que va dentro. Hace unos años se compraban cintas de vídeo o de audio, y todavía antes lo que se adquiría era un vinilo. Por lo tanto, el soporte es meramente lo que su nombre indica para contener lo que realmente hemos comprado.

Evidentemente tenemos que pagar dicho soporte físico, por lo que una parte de lo que nos cuesta una obra artística o cultural se divide en dos partes: lo que abonamos por la propia obra y el sustrato en el que está contenida. Es como el software y el hardware. Cuando uno se compra un ordenador (un hardware) debe comprarse (en el sentido de adquirir, ya que si bien no hay electrónica gratuita sí que hay software gratuito) también un software, que en general es el sistema operativo y las aplicaciones que vayamos a utilizar (y en la parte del software volvemos a tener la división entre soporte físico y lógico).

Creo que hasta aquí está todo claro.

Por otro lado, al usuario final le importa un ardite el soporte físico en el sentido de que lo que está comprando es un contenido sea del tipo que sea. Por eso primero compraba vinilos, luego cintas y ahora DVD (evidentemente existe el tema de la calidad del soporte, pero en un concepto que podemos abstraer –sería justo decir que cuanto mayor calidad, más precio, aunque luego volveremos a ello).

Hasta aquí hemos visto que el soporte es un gasto fijo en cuanto a que una obra cabe en él. Evidentemente no es lo mismo un libro de 200 que de 5.000 páginas, pero en ese aspecto el coste sigue siendo fijo: x por cada página, y por cada CD, z por cada DVD.

Luego está el coste lógico, es decir, lo que recibe el autor y toda la parafernalia de sus alrededores. Por lo tanto, una obra viene a costar n*x + v, en donde n es tantos soportes físicos como hagan falta multiplicado por el coste de uno de ellos y v es el valor de la obra.

Retomando el tema de la calidad, podríamos tener diferentes valores de v dependiendo de la calidad de la misma, aunque muchas veces lo que cambia el precio final es el soporte: no es lo mismo un libro impreso en papel biblia con filete de oro y encuadernado cosido con tapa de cuero que la misma obra en papel reciclado, rústica y lomo pegado.

Si nos fijamos, la obra es exactamente la misma, los mismos conceptos, el mismo contenido. Por lo tanto, en un libro lo que lo encarece no es v, sino n*x, es decir el soporte.

El caso de las obras audiovisuales es algo diferente: la calidad no influye para nada en el coste del soporte, ya que el coste de un DVD y su producción es ínfimo en relación al coste de la misma; sí que influye en la producción (no es lo mismo rodar a alta definición que rodar a normal), pero en general termina siendo una falacia ya que una vez que has rodado en digital las demás versiones de menor calidad parten de ella, por lo que el coste es, de nuevo, el mismo.

Por lo tanto, y resumiendo un poco, en un libro el coste es el soporte y en una obra audiovisual la producción. Quedémonos con esto.

¿Qué es el DRM en un libro-e (o más bien cuál es la justificación del DRM)?

Repitiendo el encabezamiento de la sección anterior, uno va a una biblioteca y compra un libro. La mayor parte de lo que paga es el soporte. Una vez en su casa, lo lee y lo coloca en la estantería de su biblioteca.

Unos días después habla con un amigo, le recomienda la lectura que acaba de hacer, y le presta el libro; por lo tanto en su biblioteca ahora hay un hueco, y si uno quiere leer ese libro tendrá que esperar a que su amigo se lo devuelva o comprarse otro.

Cuando uno compra un libro-e con DRM, está comprando un libro que trae incorporado un candado. Haciendo una analogía, uno va a una librería electrónica y compra un libro-e. Para ello saca la llave, su llave personal e intransferible, se la enseña al librero y éste le suministra unos bits empaquetados y cerrados con un candado, que sólo se abren con la llave que uno trae.

Si encima lo compra a través de internet, el soporte para ese libro es muy cercano a cero, ya que lo único que hace falta es que el librero mantenga una base de datos con los libros y haga uso de un tiempo de proceso para encerrar el libro comprado con un candado que sólo se va a abrir con la llave de quien ha hecho la adquisición.

¿Cómo consigo una llave? Es muy fácil, cuando uno se compra un lector de libros-e, o se instala el software para leer en su ordenador, obtiene una llave, que en teoría es única para cualquier aparato disponible. En el caso de Mobipocket la llave se llama PID.

Siguiendo con la analogía, uno puede prestar su libro, o venderlo, y el tema del hueco en la estantería sigue vigente, con alguna limitación. Si yo decido prestar un libro-e a un amigo, tengo que cambiar la cerradura para que mi amigo sea capaz de leerlo con su llave, y volverla a cambiar cuando me lo devuelva. De esta forma respeto completamente la parte física de un libro: mientras lo tiene él no lo tengo yo.

Esto se consigue de diferentes formas. La que yo conozco en Fictionwise (una librería electrónica) es que cuando quiero cambiar una llave me voy a la web de la tienda, entro en mi página y quito una vieja y pongo una nueva, ya que tengo hasta cuatro posibles llaves. Una vez hecho esto, me bajo de nuevo el libro y se lo paso a mi amigo.

En este caso yo puedo seguir leyendo la versión anterior que me bajé antes, al menos mientras no conecte mi lector-e a internet y el servidor me lo desactive, que creo es lo que pasa con la tienda de Amazon, si bien no lo tengo claro del todo, aunque sería lo lógico.

¿Problemas con el DRM?

Creo que la explicación de qué es el DRM ha quedado clara. Pero ese modelo tiene varias limitaciones, algunas de ellas muy serias. ¿Qué ocurre si presto un libro comprado en Fictionwise a dos amigos de forma consecutiva en un tiempo inferior a seis meses? Pues que no puedo prestárselo, porque la tienda sólo me permite cambiar un PID cada seis meses.

¿Qué ocurre si mi aparato de lectura se rompe o lo cambio? En el caso de Fictionwise, si acabo de prestar un libro, tengo que esperar seis meses a poder activar mi nuevo aparato u ordenador.

¿Qué ocurre si he comprado mis libros-e en la tienda de Amazon y decido deshacerme de mi Kindle, o este se me rompe y no quiero comprarme otro? Pues tengo que tirar mis libros a la basura.

En la analogía de los libros de papel, sería como si al cambiar de estantería o de casa tuviéramos que comprar de nuevo todos nuestros libros. Pero eso no es así, nuestros libros siguen siendo válidos los tengamos apilados a montones en la cocina o bien ordenados en una biblioteca.

Evidentemente existen otros casos en los que no nos importa que nuestros libros tengan DRM. Se me rompe mi Kindle y me compro otro. Han pasado más de seis meses desde que cambié el último PID en Fictionwise y puedo dar de alta mi nuevo aparato. No he vuelto a prestar mi libro a nadie más. La pega es que me los tengo que volver a bajar, pero eso sería como cuando cambiamos de estantería: tenemos que quitarlos de la vieja y ponerlos en la nueva, y yo personalmente prefiero volver a bajarme los libros que cambiarlos de sitio.

No obstante existe una pega de mucha mayor magnitud. Un libro-p es para siempre –o casi, vamos-. ¿Qué ocurre si la tienda en donde yo compraba mis libros-e cierra? Pongamos por caso el hecho de que Amazon ha comprado Fictionwise (que lo ha hecho), y pongamos por caso que no le mole y la cierre (cosa que en principio es más posible de lo que pudiera parecer).

O peor aún, que sufra un accidente informático y pierda todos los contenidos e información de sus clientes, y esta no es tan descabellada.

Menuda faena. Yo tengo unos 4000 libros-p. Supongamos que en lugar de ser libros-p fueran libros-e. Mientras tenga mis aparatos para leerlos no tendrá mayor importancia, pero cuando estos se vayan quedando obsoletos o se vayan rompiendo ¿qué hago? Tengo libros-p de cuando tenía 7 años, y ahí están en la estantería, útiles y funcionales pese a que han pasado más de 30 años.

¿Podría decirme alguien qué solución tendría?

Sí, habéis pensado lo mismo que yo: quitarles del DRM y dar la posibilidad de convertirlos a otro formato.

Otra analogía es la de las armas. Estas son malas e ilegales por definición, y un usuario doméstico no puede tenerlas, no al menos en España. Pero cuando uno necesita un arma puede llamar y pedirla. Es decir, puede llamar a la policía y ésta viene y soluciona el problema (al menos teóricamente es así).

¿Pero qué ocurre si se produce un caso como los que he contado más arriba con mis libros-e? ¿Llamo a los des-DRM-izadores? ¿Me cobrarán?

Mientras no haya una entidad similar a la policía para los contenidos con DRM, tener al alcance de la mano herramientas para quitar el DRM no debería ser ilegal. Y desde luego, un programa para quitar DRM no mata a la gente de un tiro.

Policía vs DRM

¿Evita que los malos tengan armas el hecho de que estas estén prohibidas? No, desde luego que no. Además, un malo sabe que tú no tienes armas, por lo tanto sabe que si te entra con una está en ventaja frente a ti.

¿Evitará que los malos usen programas para remover el DRM el hecho de que dichas herramientas estén prohibidas? No, desde luego que no.

¿Se evitará el uso malicioso de dichas herramientas? No, desde luego que no.

Hay una cosa que no entiendo, será por mi limitada capacidad de raciocinio, aunque lo más seguro se deba a que quien controla el cotarro no es muy espabilado o no quiere serlo. Por mucho que prohíban algo, por mucho que lo restrinjan, por mucho que lo penen, ese algo existirá como existen los traficantes de drogas, los tratantes de blancas y los traficantes de armas, asesinos y demás fauna.

El soporte físico y el precio

En España hay algunas editoriales que están empezando a vender libros-e, y la mayoría de ellas o bien vende morralla sin derechos de autor que se puede encontrar libremente por ahí sin incumplir ninguna ley o bien vende novedades al mismo precio que las versiones de papel.

Pero la relación de n*x es ínfima en el caso electrónico con relación al libro-p, tanto, que podemos despreciarla (máxime cuando el editor ha de tener los libros en una base de datos los venda del modo clásico o moderno).

Por lo tanto ese no es el camino correcto. Si tengo que pagar por un libro-e lo mismo que por un libro-p, me compro el segundo, máxime conociendo lo que dice el párrafo de arriba.

¿Se han creído que somos tontos y que nos chupamos el dedo?

Hay una cosa que está bien clara y que afecta al naciente mundo del libro electrónico pero que es perfectamente válida ya en el mundo audiovisual, y por mucho que hagan hincapié sobre ella es completamente falsa. Se dice que la piratería de contenidos genera una enorme cantidad de pérdidas económicas, pero lo miden mal. No voy a discutir aquí que no genera pérdidas, que lo hace, sino la cantidad, que realmente es muy inferior a la citada, y lo voy a hacer poniéndome de ejemplo.

Yo bajo algo de música y cine pirata. Es decir, uso la mula para obtener contenidos gratuitos (Ni siquiera la tan moderna descarga directa). Pero hay una diferencia muy grande, ya que si yo tuviera que pagarlos no los compraría o, dicho en otras palabras, el que yo me baje algo pirata no les genera ninguna pérdida porque si no pudiera hacerlo no me gastaría el dinero en comprarlo. La única diferencia es que yo disfruto de ese contenido, sin ánimo de lucro ni mucho menos. Antes lo guardaba, ahora, cuando me canso o se me llena el disco duro, simplemente lo borro.

Y esto mismo ocurre con la mayoría de gente, así que no vengan intentando engañarnos con falacias que a duras penas se sostienen.

¿Sabéis qué ocurre si me bajo un contenido que me interesa? Pues que voy y me lo compro por tenerlo original y por tener los extras que pueda traer.

¿Sabéis qué ocurre si me bajo un contenido que a lo mejor compraría pero que al tenerlo gratis no lo compro? Pues que si es una basura me he ahorrado de comprar algo que tu quieres venderme y yo no quiero comprar porque es malo. ¿A que duele que no puedas engañarme? Pues te jodes. Y si resulta que me gusta, me lo compro.

¿Ejemplos? Las obras completas de Galdós y de Charles Dickens? Bajadas y leídas de internet y luego compradas. ¿El ejemplo contrario? Hijos de Mundo Anillo, quizás me lo hubiera comprado si no lo hubiera conseguido pirata, pero como es una basura de libro, al final no lo compré.

¿Queda clarito? Pues espabilad que os comen la merienda.

“Llorad, llorad, malditos”, que dijo aquél

Luego están los medios de comunicación y el gobierno (iba a decir estos politicastros de mierda, pero mejor no lo pongo), y con “el gobierno” no me refiero a los que ahora están en el mando, sino a toda la clase –qué lástima- política en general, metámonos todos y sálvese el que pueda. Añadamos las entidades generadoras de contenidos –libreros, discográficas, etc.

¿Realmente os enteráis de algo? Editoriales, ¿queréis que os pase lo que les está pasando a las discográficas? ¿No? Pues espabilad que os comen la merienda.

Vamos a ver una cosa, que no se le puede poner puertas al campo, que la red está aquí para quedarse de una forma o de otra, los lectores de libros-e también, que por mucho que lloréis y rechinéis los dientes las cosas son como son y es mejor adaptarse que morir. La lección está en los dinosaurios. Y en las discográficas. Aprended de ellas porque como no lo hagáis os vais a encontrar que ha llegado alguien y os ha comido el mercado.

Que esto no se puede parar, que la técnica avanza, y si el DRM y las limitaciones que pongáis son razonables, la gente normal las respetará, pero si son draconianas harán como han hecho con las discográficas y pasarán de ellas.

Una cosa está clara: os adaptáis o morís. Punto.

Con esto no estoy fomentando la piratería, dios me libre de ello, simplemente estoy diciendo la cruda verdad, la realidad y no las fantasías y los sueños-paja mentales de las editoriales, que se piensan que pueden vender libros-e como si fueran libros-p. Aprended de Amazon y dejaros de gilipolleces como impedir el libro electrónico en la inminente Feria del Libro.

Quería entrar en el tema del concepto de cultura tal y como la entienden los generadores de la misma (mero artificio creador de dinero) y cómo la entiende otra gente, pero esto se alarga demasiado. Pensad que si, según vosotros, la piratería mata la cultura, el identificar cultura con dinero puede hacer algo peor: corromperla y convertirla en un mero concepto de montón de mierda maloliente que nadie va a comprar.

Lo dicho.

6 comentarios sobre “¿Qué es el DRM y qué significa?”

  1. Una opinión nunca molesta cuando es razonada como la tuya.

    Decirte que estoy completamente de acuerdo contigo. Tan sólo hacerte un comentario.

    Dices que aún no ha sucedido que una tienda decida cerrar y dejar a todos sus clientes sin poder transferir a otros equipos sus libros comprados legítimamente. Pero sí ha pasado. Concretamente a Microsoft con su servicio MSN Music.

    Microsoft decidió dejar de dar soporte al servicio y puso como fecha límite el 31 de Agosto de 2008 para que TODA la música legalmente comprada dejase de poder transferirse a otro ordenador.

    http://www.wired.com/listening_post/2008/04/microsoft-pulli/

    La polémica fue gigantesca (ya te puedes imaginar). Finalmente creo que la cosa ha quedado en que decidieron amplicar el DRM de MSN Music hasta el 2011, pero vamos que eso lo llamo yo «engordar para morir».

    Desgraciadamente nos ha tocado vivir una época de cambios. Leí hace algún tiempo de David Bravo (un abogado que es famoso por la lucha a favor de P2P) que en esta sociedad nosotros, nuestros hijos y nuestros padres ya se han acostumbrado a descargar gratis de Internet y se mostraba tajante al afirmar que nunca se volvería a pagar por una simple copia.

    Hasta ahora la industria de la cultura nos había acostumbrado a pagar por tener simples copias de un mismo producto. Hoy en día ya no merece la pena. Uno paga por ver un concierto y no por escuchar un disco.

    El otro día fuí a ver con mi hijo «Mounstros contra Alienígenas». Al principio busqué en qué cines se estaba proyectando la peli en mi ciudad y me sorprendió al ver que en una sala se estaba proyectando en 3D. Ni me lo pensé, me fuí de cabeza a verlo. Compré las entradas por Internet y me cobraron cerca de los 30€ por 3 personas (mi mujer, mi hijo y yo). Pero la experiencia mereció la pena. De hecho ya había visto cine en 3D en un viaje que hice en el 2001 a EuroDisney, pero lo que yo había visto era una peli de unos 15 minutos donde todo era a base de «sustos» donde estaban constantemente tirándote cosas para que saltases. Pero esto era distinto, salvo una pequeña pelotita no hay sustos, el 3D es un recurso más de la película y no EL recurso.

    Pero bueno, no es este un blog de crítica de cine. Curiosamente aunque el precio era sensiblemente superior al de una peli normal, la sala estaba llena. Gracias a que reservé por Inernet, pero cuando llegué 15 min antes ya estaban agotadas las localidades.

    De hecho esto esperando ansiosamente el estreno de la siguiente peli en 3D Up! para volver a ir al cine con mi hijo. De hecho ya leí y por lo visto se espera un aluvío de pelis 3D.

    ¡Ese sí es el camino! Y no clavarte 20€ por un DVD. De hecho yo tengo una colección grande de DVDs. Hasta que me cabreé profundamente de que la peli que compraba por 24€ al cabo del tiempo me la encontrase en el Carrefour por 9€ (o que las regalasen comprando el dominical de un periódico). A partir de ahí directamente me las bajo de Internet (en formato DVD) y sólo mes las compro si las encuentro en el Carrefour por 9€ o las regalan con el periódico. Nunca más volverá a pagar 24€ por una película porque hice eso y se me quedó cara de tonto no una ni dos, sino MUCHAS veces.

  2. Cuando tienes razón, la tienes. Me quedo con un párrafo fundamental:
    «Pero hay una diferencia muy grande, ya que si yo tuviera que pagarlos no los compraría o, dicho en otras palabras, el que yo me baje algo pirata no les genera ninguna pérdida porque si no pudiera hacerlo no me gastaría el dinero en comprarlo.»
    ¿Parece algo evidente, verdad? Pues debe serlo para todos menos para los grandes defensores de la propiedad intelectual. Cada vez que oigo un comentario defendiendo esa idea, me hierve la sangre. Vamos a dejar aparte el hecho de que cuando compras una película original, se pasen 3 o 4 minutos instándote a que no seas pirata (coño! que me la acabo de comprar!). En fin, que o cambian el modelo de negocio o se quedan sin negocio

  3. Las opiniones e ideas de un gran Geek como Rafael Ontivero sobre los DRM. Una de las frases: Mientras no haya una entidad similar a la policía para los contenidos con DRM, tener al alcance de la mano herramientas para quitar el DRM no debería ser ilegal

  4. Pues yo no creo que sea nada normal comprar un trozo de plástico con una película que ya has visto ni comprar un trozo de arbol muerto con un libro que ya has leido.

    Yo creo que cuando se popularicen los lectores de 10 pulgadas y más grandes van a correr peligro las copias de los libros en CD ROM que vienen ahora con los libros técnicos porque es un cachondeo y acaban todas en el Emule.

    A ver quien paga 40€ por un libro que caduca en un año y del que solo te interesan algunos capítulos pudiendo bajarlo gratis en 2 minutos y leerlo cómodamente en tu Plastic Logic o similar.

  5. Gutenberg, tan malo no, pero no es más de lo mismo que los anteriores, el efecto maravilla se pierde por completo, o al menos así me lo parece a mi.

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